El diseño se puede concebir como la herramienta cognoscitiva por excelencia en la que se desarrolla y se especializa el ser humano para poder descubrir, entender, recrear, representar, interpretar, intervenir, y producir objetos y o productos del mundo al cual pertenece; con la intención de solucionar problemas de diseño de su entorno.
El diseño se concibe como práctica y creativa, que a la hora de proyectar se recurren a acciones que le son propias al diseño, a través de actividades visibles y no visibles, que operan en los modos de pensar racional e intuitivo; cada uno con su especialidad para entender y procesar la información que tiene ante ella.
Las actividades no visibles son caracterizadas por procesos psicológicos, que dan lugar a estos dos modos de pensar. Por un lado dan lugar a la actividad racional, analítica, lógica, secuencial, convergente y tiene reglas; esta actividad es propia de lado izquierdo del cerebro. Por otro lado está la actividad que está ubicada en el lado derecho del cerebro y es regida por el hemisferio superior, cuya especialidad es la de ser creativo, intuitivo, perceptivo, divergente, interpretativo, no tiene reglas, y apela a toda una cantera de experiencias que la vida le provee.
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